Andrea Dovizioso no es un piloto dado a las bravuconadas, pero tiene la capacidad de realizar declaraciones con aparente buena intención -y tono- que permean auténtica mala leche. Por eso sus palabras el sábado tras su tercer puesto en parrilla a Izaskun Ruiz en DAZN “Mañana veremos quién lleva el ritmo”, invitaban a la preocupación en el Repsol Honda Team. Parecía dicho desde la frustración, pero era una declaración de intenciones.

In your face!

Tras una temporada en la que Marc Márquez ha decidido que no quiere sorpresas, los medios se han centrado en Dovizioso como el seguro subcampeón, y no como aspirante al título. Sus propias declaraciones invitando a Ducati -siempre de refilón- a cambiar el desarrollo de la moto, han abundado en esa percepción. De ahí viene el mañana veremos quién lleva el ritmo, de saberse fuerte e infravalorado, pero no precisamente por Marc Márquez, que había logrado la pole los dos años anteriores y cosechado sendos segundos puestos, siempre detrás de Ducati. Este año también tenía la pole, y siendo Red Bull Ring el único circuito donde no ha ganado un GP, no necesitaba más motivación. La carrera no habrá satisfecho a Márquez en sus motivaciones más íntimas, pero Dovizioso solo ha rascado 5 puntos, y aun está a 58 de Marc, al que le bastaría terminar como hoy para ser campeón en las 8 carreras que restan; y seguro que no será ese su objetivo.

En esta se hizo el loco

En Spielberg también se constató que las diferencias las marcan las motos y también los pilotos. Tanto Márquez como Miller y Dovizioso masacraron en las rectas a la Yamaha de Quartararo y la Suzuki de Rins, a todas luces inferiores en aceleración, tracción y velocidad punta. Las Yamaha oficiales no llegaron a medirse con cabeza de carrera, que junto a las Suzuki son motos que pueden ganar carreras en algunas pistas, pero no pueden optar al campeonato, sobre todo si encima de una Honda está Márquez y encima de una Ducati Dovizioso, porque visto el resultado de, por ejemplo,  Petrucci, la moto no es garantía de resultado en un circuito de chicha. Habiendo puntuado en todas las carreras -Petrucci ya es el único tras la avería de Pol Espargaró- y ganado una carrera, es 3º en el campeonato a 96 puntos de Márquez. Con un cero en su haber, Dovi tiene 36 puntos más.

Rins no se veía bien en Spielberg

Respecto a Honda, la siguiente en el campeonato es la de Crutchlow, 9º en el campeonato con dos podios, tres ceros, 33 años y a 152 puntos. Y entre Petrucci y Crutchlow caben la Suzuki de Rins, las Yamaha de Rossi, Viñales y Quartararo, y la Ducati de Miller, al que hoy tocaba parcela. En resumen: la moto es muy importante, claro, pero los dos que se juegan el mundial son Marc y Dovi. Siempre son los mismos, que diría don Carlos, el director de mi colegio.

Clasificación de carrera

La carrera

Gran salida para el poleman Márquez y para Dovizioso, que comandaban en la primera curva por delante de Quartararo y Rins. En la segunda frenada se produce el primer roce de carrera. Márquez y Dovi disputan la frenada hasta más allá de la cocina, yéndose largo los dos, en una maniobra al límite de lo punible respecto a Márquez, pues más que frenar, impide la maniobra natural de Dovi. Tan es así que el objetivo -ganar la frenada- se pierde, y es Quartararo el que se beneficia del lance junto con Miller y Rins, que son anulados por Marc y Dovi en apenas una vuelta. Tampoco duran en carrera Pol Espargaró y Cal Crutchlow. Al primero se le para la moto en pleno viraje, y el segundo se cae tratando de evitarlo.

Primer cero de la KTM de Pol

A Quartararo el liderato le dura 5 vueltas, superado primero por Dovi e inmediatamente después por Márquez, y pasará al tercer lugar hasta el final de carrera, para sonrojo de las Yamaha oficiales. Miller, que rodaba cuarto, cae al suelo, y como si su caída fuera el semáforo de salida, comienza una emocionante escaramuza entre Dovi y Marc, que se salda con el liderato de Marc en la séptima vuelta. Tras ellos ruedan Quartararo y Rossi, pero solo miran desde cada vez más lejos. La carrera ingresa en una especie de letargo que dura hasta que a 10 vueltas del final, ya destacados Marc y Andrea de las Yamaha, Dovizioso toma la iniciativa y, consciente de que el neumático trasero de la Honda empieza a degradarse, adelanta a Márquez. Este último dirá tras la carrera: “A 9 vueltas del final Dovizioso empezó a jugar conmigo, pero no por eso iba a dejar de intentarlo. Si no podía ganar, serían 20 puntos, pero ya sabes que no puedo dejar de intentarlo”. Este tío es muy racing.

El trenecito

Quartararo rodaba tercero en solitario, mientras que Rossi, Viñales y Rins hacían el trenecito hasta llegar a meta, sin más opción a podio que lo que les dejó acercarse Quartararo en los últimos compases de la carrera.

Quartararo se sabe en el taco

En este punto se podía mascar la tensión, pues no estaba claro quién de los dos iba a ganar la carrera. Los entrenamientos daban como favorito a Márquez, pero lo ocurrido en Austria los dos años anteriores decían lo contrario. A tres vueltas del final, Márquez lanza su ataque y se pone líder; Dovi no se resigna, pelea porque se ve con opciones, pero se va largo en cada una de sus respuestas, ingresando en la última vuelta con Márquez algo destacado. Pero el italiano hace mejor el T3, y para la última curva, está pegado a Márquez, que imagina un ataque como los de dos vueltas atrás. Pero en ese último giro, Dovizioso se lanza al interior con una precisión milimétrica. No se va largo, y recorta el interior como Márquez no supo hacer hace un año, en una maniobra tan ajustada, que el protector de la maneta del freno delantero de la Honda de Márquez sale volando tras impactar con el basculante de la Desmosedici. El box de Ducati estalla. Davide Tardozzi, presa de una alegría sin fin, alterna saltos y aspavientos con abrazos. Aunque el mundial sea casi imposible, hacía falta.

Otro duelo a saco. 6-1

Tras la carrera, Márquez lamentará ante los medios no haber montado el blando trasero que sí montó Dovi. Escocido, pero contento.

Clasificación general

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