
Todos tenemos algún recuerdo en nuestra vida que no olvidaremos jamás. Muchas veces ese recuerdo es nuestro, secreto, o íntimo, y nos acompañará hasta la caja de pino. Otros recuerdos serán contados incluso a nuestros nietos. Desde hoy, Alex Rins ya tiene dos recuerdos de este último tipo.

Rins lo tenía claro
El primero de ellos fue esta misma temporada, en Texas. Además de ser su primera victoria en MotoGP, se produjo tras batallar con Valentino Rossi, y eso cotiza al alza cuando se trata de la primera victoria. Toni Elías aun se lo cuenta a sus nietos. El segundo de ellos ha sido hoy con su victoria en el GP de Gran Bretaña. Si bien no es especial por no ser la primera victoria, sí lo es por cómo lo ha conseguido, ante quién y como guinda, un precedente en esta misma pista en 1979.

Más que aves, pájaros
Hace precisamente 40 años ocurrió algo que permanece en el recuerdo de aquellos que lo vieron. El mundial de motociclismo visitaba Silverstone en 1979 con Kenny Roberts como campeón en título, tras la irrupción del americano en el paddock la temporada anterior. Aunque Barry Sheene no tenía opciones al título -ya tenía 2 en sus vitrinas-, quería ganar a toda costa al Marciano ante su público. Kenny y Barry lucharon toda la carrera, estando claro que la victoria se iba a decidir en la última vuelta. En la penúltima vuelta aparecieron unos doblados; Roberts los sorteó con mejor fortuna, de modo que Sheene estaba descolgado de cara a una última vuelta que el británico acometió con vigor suicida para, en la última curva, entrar roscando el gas, abriéndose progresivamente para intentar un espectacular exterior a Roberts en la misma línea de meta. No lo consiguió por 30 milésimas. Kenny ganó la carrera y el mundial.

¡Sígueme Andrea!
En 2019 el Marciano es Marc. Marc de Marciano. Su temporada raya la perfección, salvo aquél incidente de Texas, que es también mácula para Rins en el expediente de aquella carrera. Pero en Silverstone estaban todos en pista, con Marc y Valentino 1º y 2º tras la Q2. Fabio Quartararo entraba en los favoritos visto su ritmo, y no se podía descartar a Dovizioso -ganador en 2017-, experto en la gestión de neumáticos en una pista recién asfaltada y muy abrasiva. Rins no entraba apenas en las apuestas(basta con ver los pronósticos de nuestros lectores, nadie lo puso como ganador, otra semana sin acertantes), pero si en 2019 Marc es el Marciano, Álex Rins no es Barry Sheene. Los dos llevan una Suzuki, sí, pero la dimensión de lo que era Barry Sheene solo se puede comparar -con la distancia que otorga el tiempo- a Valentino Rossi.

Clasificación de carrera
La carrera
Nada más darse la salida se iban a despejar algunas incógnitas. Rins sale muy bien desde la segunda fila para situarse tras Márquez y Rossi en la primera curva, en la que ingresa con un exceso de gas -trallazo- que repite por simpatía Quartararo y su moto. El francés sí cae descabalgado por su Yamaha, y no pudiendo evitarla Dovizioso, salta por encima de ella y se lleva un golpe fuerte en la cabeza. Aún le pitan los oídos.

Pillando fuerte
No tardó Rins en pasar a Valentino, que poco a poco fue perdiendo comba con los dos de cabeza hasta que fue superado por su compañero Viñales, que se había quedado un poco descolgado desde la caída de Quartararo. Una vez avisado de la circunstancia -Fabio y Dovi KO-, el interés de Marc tornó en escaparse para no tener que pelear en las últimas vueltas con las Yamaha, y apretó el ritmo. No contaba el ilerdense con el pegajoso Rins, que además de seguirle no estaba dispuesto a encabezar la carrera para mostrarle fortalezas y debilidades. Se podía apreciar claramente la facilidad de la Suzuki para entrar en las curvas, así como la pelea constante de Marc con su moto. Era previsible el ataque de Rins pero, ¿cuándo?

Mirando a la cara
Camino del penúltimo paso por meta, se podía apreciar la superioridad del de Suzuki en los tres primeros sectores, pero en el último Marc era muy superior. Rins se esfuerza en no perder el rebufo de la RCV de Márquez en el T4, e ingresa en la última curva gas a fondo, con la fe de los inconscientes y la huevinade los campeones, e intenta el exterior que Barry Sheene no pudo completar en 1979. Lo consigue, porque pasa antes por la línea de meta, pero para la siguiente curva está Márquez por delante, al haber tenido que cortar Rins, y queda en el aire la incógnita de una vuelta más. Márquez lleva su moto a los límites, cual Toni Bou, mientras Maverick Viñales se acerca sigilosamente cual cocodrilo, beneficiado por la pelea que tiene por delante. Se repite la tónica cuando, llegando a la última curva, Rins se acomoda como en el giro anterior, y gas a fondo. Márquez así lo espera, y comienza la maniobra defensiva -la anterior vez has pasado, esta vez no- abriéndose al exterior para dificultar su maniobra, momento en el que ve cómo Rins le supera por el interior en la misma línea de meta -has picado, membrillo- con el cuello girado para poder ver la escena en su plenitud. Y por 13 milésimas, menos de las que le sacó Roberts a Sheene.

El mundial, un paseo
Si tras el GP de Austria comentábamos que Márquez salía escocido pero contento, de Silverstone sale bastante más escocido, pero también bastante más cerca del título. 78 puntos de ventaja -mas de tres carreras- con siete GGPP por disputar, lo firmaría cualquiera. Pero el escozor ha de ser máximo, porque ya no es un tema de que Dovi le tenga tomada la medida, ni de que tuviera un roce con Rins en Spielberg, sino de que ya no presenta la infalibilidad en el cuerpo a cuerpo de antaño. En duelos en la última curva, va suspenso a septiembre, y eso que sigue teniendo la mejor media de la clase.

Clasificación general
Pero para clase, la que le sobra a Álex Rins. Tras la carrera estaba emocionado, y ponía en valor ante los micrófonos que sus dos victorias esta temporada han sido ante dos leyendas. Todos acabábamos de ver su gesta, y ante la pregunta de Izaskun Ruiz (DAZN) de cómo había planeado semejante estrategia en las dos últimas vueltas respondió: “pues no te lo vas a creer: creía que el penúltimo paso era ya la meta, así que me tiré a muerte a por la victoria; pero como tras cruzar meta vi que Márquez seguía dando gas, me dije: “Alex, dale gas que se te escapa y queda una vuelta”. De lo que se extrae que ni estrategia, ni gaitas. Sobre la marcha, pero gano. La historia de Kenny y de Barry viene muy al caso, en el mismo escenario y tras cuarenta años; pero Alex Rins no ha venido a terminar la historia de nadie. Él es un nuevo verso.