En 1984 y a sus 20 años, Kevin Schwantz compite en un tipo de carreras que se llaman Aquaracer con una Yamaha FJ600 (aquí XJ600), cuya peculiaridad radica en que puede competir cualquier tipo de motocicleta de cualquier cilindrada y estilo. Lo que viene a ser carreras de pueblo. Para 1986 ya está participando en el mundial de 500cc haciendo un wild card con Suzuki.

Este dato muestra lo descollante de la figura de Schwantz, más aún si tenemos en cuenta que no forma parte de la escuela del dirt track. Se produce la paradoja de que corre en moto inspirado en la figura de su tío Darryl Hurst, a la sazón campeón de dirt track del AMA, pero la especialidad no cala en el joven Kevin. Su formación motociclista es el off road, concretamente del trial y del motocross.

Es de esta última especialidad donde obtiene la capacidad para derrapar que sus compatriotas han aprendido en los óvalos. Jean Michel Bayle o Julito Simón son el ejemplo de pilotos que también pasaron por el motocross antes de recalar en el Continental Circus.

Del trial obtiene la sensibilidad en embrague y acelerador que le serán muy útiles en los circuitos. Alberto Puig es otro piloto que bebió en las fuentes del equilibrio antes de emborracharse de velocidad.

Kevin pasó por las dos disciplinas para convertirse en el piloto más carismático de todos los tiempos para cualquiera que haya nacido antes de finales de los 70, cuando un piloto de nombre Graziano tuvo a su primer retoño…

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